sábado, 15 de diciembre de 2012

Y mamá cómprame...

Este artículo fue publicado en un periódico de tirada local. 
Esperamos os resulte interesante. 



jueves, 13 de diciembre de 2012

SI A LOS 14 AÑOS, BEBES ABUSIVAMENTE EN EL BOTELLÓN, TE QUEDAS ATRAPADO SÍ O SÍ.


En el currículo del exjugador de waterpolo Pedro García Aguado (Madrid, 1968) hay tantas luces como sombras: fue campeón olímpico y del mundo, y, al mismo tiempo, adicto a las drogas y el alcohol. Nunca jugó 'colocado', pero cuando salía de la piscina se ponía hasta arriba de todo. Sus días de vino y rosas se prolongaron durante 17 años. Toco fondo mil veces, pero en 2003 se bajó del filo de la navaja y logró reinventarse. No fue fácil. Le costó una década. Luego metió todas sus experiencias -las buenas, las regulares, las malas y las peores- en un petate y se dedicó a ayudar a otros que estaban pasando por lo mismo que él.
El adicto se transformó en terapeuta y ha terminado siendo el conductor de 'el Hermano mayor', un exitoso programa de televisión en el que contribuye a reeducar a jóvenes conflictivos.
Pedro García Aguado estará hoy en Granada para abrir la Escuela de Padres de IDEAL junto al magistrado Emilio Calatayud, titular del Juzgado de Menores 1 de Granada. Será en el Teatro de CajaGranada -en la Avenida de la Ciencia 2, al lado del Parque de las Ciencias-, a partir de las siete y media de la tarde. Esta primera edición de la Escuela de Padres de IDEAL cuenta con la colaboración del Colegio Internacional de Granada.
La entrada es gratuita hasta completar el aforo, que es de 352 butacas.
Responsabilidad
Ayer, horas antes de volar a Granada para ofrecer una conferencia en la que repasará su complicada vida -una exposición en la que, a pesar de todo, no faltará el humor-, Pedro García Aguado expresaba su preocupación por la imagen inofensiva que tiene el alcohol y reclamó a los padres que no sean tolerantes con el consumo de esa droga legal. «Es una puerta que, normalmente, sirve para abrir otras muchas puertas más. La ecuación más preocupante es: edad temprana y consumo compulsivo de alcohol. Si con trece o catorce años bebes abusivamente en el botellón, te quedas atrapado sí o sí», alertó ex jugador internacional de waterpolo.
En este sentido, Pedro García Aguado recalcó que los padres no pueden escaquearse de sus responsabilidades y confiar en que sean las autoridades y las instituciones las que les saquen las castañas del fuego. «Son nuestros hijos y tenemos que educarlos nosotros. A los seis o siete años tenemos que empezar a entrenarlos para que adopten la decisión correcta cuando tengan catorce o quince, para que digan 'no' al alcohol y las drogas cuando lleguen a esas edades críticas», afirmó.
Pero si falla la prevención, ¿hay alguna forma de saber que un chaval ya se ha iniciado en el consumo de drogas? «Los cambios bruscos de humor, por ejemplo, pueden ser una señal de que eso está ocurriendo. El chico está ahora muy contento y dos horas después, deprimido. Eso hay que mirarlo. También es preocupante que se aíslen totalmente. No me refiero a ese alejamiento natural de papá y mamá porque ya no son papá y mamá, sino tu padre y tu madre. Aquí también hay que estar atentos si un muchacho se pasa todo el día enganchado a Internet, que también genera adicción. Y fuerte», detalló Pedro García Aguado.
Por cierto, el presentador de 'Hermano mayor' también es padre: tiene dos hijas: una de catorce años y otra de doce. Ellas y sus circunstancias también le han entrenado para ser un buen entrenador.
Coordinador
El encargado de presentar a Pedro García Aguado será una autoridad en la reeducación de menores problemáticos, el juez Emilio Calatayud, que es el decano de los magistrados españoles en esa especialidad. El togado castellano-manchego pero afincado en Granada desde más de dos décadas, es autor de dos libros que han tenido una gran aceptación popular, 'Reflexiones de un juez de Menores' y 'Mis sentencias ejemplares', y también uno de los conferenciantes más solicitados de España.
Emilio Calatayud accedió a la carrera judicial en 1980 y, desde diciembre de 1988, dirige el Juzgado de Menores 1 de Granada.
Artículo extraido del IDEAL 13.12.12

ACOSADA EN EL INSTITUTO


Eso, exactamente, le sucedió el año pasado a Marta (nombre ficticio). Tenía 13 años y, cuenta su madre, "siempre sacaba muy buenas notas y le gustaba mucho el colegio". Todo empezó con una niña que la insultaba: "La llamaba hija de puta, marginada..." relata todavía angustiada su progenitora. Pero, de pronto, el asunto escaló: "Yo notaba que me excluía la gente y al ir por los pasillos me insultaba, gente mayor y más pequeña que yo no conocía de nada", dice la cría, con voz tenue al otro lado del hilo telefónico. Por fin descubrieron lo que pasaba. Alguien había subido una foto suya a una popular red social a la que se accede por invitación y Marta se había convertido en objeto de chanza general. A ello se sumaron empujones por las escaleras y un acorralamiento en el patio. Hasta que la niña se partió en mil pedazos.

"Yo notaba que me excluía la gente y al ir por los pasillos me insultaba, gente mayor y más pequeña que yo no conocía."
Marta, 14 años, víctima de acoso escolar
Se le empezó a caer el pelo, y el tratamiento psicológico se convirtió en psiquiátrico. Llegaron las autolesiones, las voces que le hablaban sólo a ella y un terror desmesurado. "Me dan miedo los niños", confiesa esta alumna ejemplar enamorada de los animales. 
Ha pasado un año y, aunque la han cambiado de centro, acudir al instituto le desata ataques de pánico. Estrés postraumático
"El fenómeno conflictivo que más crece en Internet es el ciberbullying", explica Guillermo Cánovas, director del Centro de Seguridad en Internet para España del programa de la Comisión Europea y presidente de la organización de protección del menor Protégeles.
"El acoso psicológico ha existido siempre pero el ciberbullying es mucho más dramático", advierte Cánovas, que enumera características clave que lo hacen "mucho más dañino y especialmente doloroso". Por un lado, la publicidad: "Es una situación que no se da sólo en el patio del colegio o a la salida de clase, se da en Internet y es público. Lo pueden ver tus amigos, tus padres, tus profesores, mucha otra gente, y es una humillación pública". No sólo eso, además permite la participación de terceros, que añaden comentarios, burlas, refuerzan lo que otros están diciendo, "de forma que el menor resulta acosado por personas que no conoce ni le conocen".
"La violencia psicológica, como la física, produce nuevos adeptos. La gente se agrega porque ser miembro de la masa linchadora es una forma de integrarse socialmente"
Parte del problema deriva la gran exposición de los niños y adolescentes al móvil e Internet. Gran parte de sus relaciones sociales se desarrollan ahora en este universo virtual y paralelo, ventana constante de exhibición. Y conviene saber dónde poner los límites para evitar males posteriores
Se dan muchos casos de chantaje en los que una adolescente ha enviado a algún 'ligue' fotos subidas de tono y, al romper con él, éste la amenaza con hacerlas públicas. O los riesgos de la cada vez más común práctica entre los jóvenes de hacerse fotos con ropa provocativa en los probadores de centros comerciales para colgarlas en la web, que en ocasiones van in crescendo y puede dar lugar a imágenes que muestren más de lo que el afectado hubiera a posteriori deseado.
Los episodios de ciberacoso, además, pueden prolongarse en el tiempo, porque depende de dónde estén colgados los contenidos puede ser difícil retirarlos y puede que la situación de acoso "haya terminado en el colegio pero toda la información y burlas siga en Internet, aun habiéndose resuelto el conflicto".
La única 'ventaja' del ciberacoso es que deja rastro. "En el ciberbullying es preciso recopilar siempre esa evidencia electrónica. Haz un pantallazo, imprímelo, contacta con la red social para que guarden esa información", explica Ana Fernández, coordinadora del departamento jurídico del Centro de Internet segura Protégeles. A menudo cuando el acosador sabe que está siendo monitorizado cesa su agresión, por lo que su equipo trabaja con una empresa especializada que registra los contenidos ofensivos, lo comunica automáticamente a la Policía y certifica que no han sido manipulados por el usuario para que sirvan como prueba legal si éste decide interponer algún tipo de denuncia.

CÓMO PONER REGLAS, NORMAS Y LÍMITES A NUESTROS HIJOS/AS


Reglas,normas limites

Muchos padres se quejan de la dificultad que tienen en poner reglas, normas y limites a sus hijos. Ya desde una temprana edad se pueden escuchar frases como: Mi hijo es desobediente, no quiere hacer los deberes ni recoger su cuarto o nos insiste en quedarse a ver la televisión hasta tarde porque no quiere ir a dormir

Pocos niños hay que no hagan pataletas y quieran imponer su voluntad cuando se les obliga a hacer alguna cosa que no es de su agrado.
Aprender que cosas se pueden hacer y cuales no, forma parte del desarrollo de todos los niños .En este sentido, desde la primera infancia, es fundamental el papel que tienen los padres en el proceso de enseñar a interiorizar las normas y hacer respetar las reglas y no sobrepasar los limites.
 ¿Qué función tienen los límites?
 A muchos padres les cuesta poner límites porque sienten que están coartando la libertad de sus hijos o bien piensan que les están perjudicando cuando les ven frustrados y enfurruñados por no haber logrado aquello que querían.
Sin embargo, los límites proporcionan seguridad, le ayudan a tener mayor autocontrol y aprenden a regular su propio comportamiento.
Las normas y límites proporcionan un marco estable en el niño que de esta manera sabe hasta donde puede llegar y como van a actuar sus padres en función de su comportamiento.
La ausencia de ellos, favorece el desarrollo de niños caprichosos e inseguros con dificultades para controlar su conducta y respetar a los adultos de referencia como son sus padres, otros familiares y a los maestros de la escuela.
 ¿Por qué es tan difícil poner límites?
Muchos padres manifiestan que tienen grandes dificultades para hacerse respetar ante sus hijos y que no saben muy bien como reconducir la situación cuando aparecen los enfados y rabietas.
Esto puede ser a causa de varios motivos:
Los padres se sienten culpables por el hecho de disponer poco tiempo para pasarlo con sus hijos:
Por eso, quieren compensarlo permitiéndoles sus caprichos además de poder disfrutar del poco rato que tienen en calma y tranquilidad.
Temor a ser rechazados:
Todos los padres quieren que sus hijos les quieran y temen poder perder ese cariño si les imponen demasiadas normas, les castigan por haberlas roto o si les niegan aquel capricho innecesario por el que tanto claman.
 Falta de acuerdo entre los padres:
El peor favor que se puede hacer una pareja es descalificarse el uno hacia el otro enfrente de sus hijos y no mostrar un criterio educativo consensuado entre los dos.Cuando existe una discrepancia, los niños son muy hábiles para sacar partido de ella y ya desde muy pronto saben a cual de los dos padres deben pedir una cosa o pueden hacer algo sin que se les castigue.
 Falta de paciencia:
Cuando surge un conflicto, lo normal es querer acabar con ello por la vía rápida y hacen acto de presencia los gritos o las amenazas que no hacen más que empeorar el problema. Ante la posibilidad de que la escalada vaya en aumento, muchos padres evitan imponerse y desisten por temor a que la cosa vaya a peor.
Ante estas situaciones de rebeldía, conviene pensar que la oposición a los padres es un hecho normal dentro del proceso de crecimiento de los niños.Por naturaleza, todos los niños intentan buscar donde están los límites a través de la desobediencia. Es en estos momentos, donde los padres tienen la oportunidad de demostrar consistencia y firmeza en sus palabras y actos. Si se actúa de forma poco consistente y se muestran dudas, la próxima ocasión será más difícil hacerse respetar.

¿Cómo hacerlo?

Cuide tanto sus palabras como su lenguaje corporal.
Tan importante es aquello que se dice, como la manera en que se dice.Aunque ante este tipo de situaciones es normal estar alterado, procure esconderlo. Muestre seguridad y firmeza en sus gestos, expresiones y palabras. Utilice un tono de voz neutro que no denote que está alterado/a.
Procure dar pocas instrucciones claras y concisas de una en una.
Tenga en cuenta que la mejor manera de que los niños capten y recuerden lo que queremos que hagan es dándole las consignas de forma clara. Si les damos demasiada información, es posible que no haga aquello que le hemos pedido, no por falta de voluntad, si no porque no lo ha entendido o simplemente lo ha olvidado.
Describa bien aquello que quiere, no haga referencias a categorías inespecíficas de comportamiento.
“Portarse bien” “No ser malo” no ayudan a que el niño identifique y pueda corregir aquello que se le esta pidiendo. Es mejor describir concretamente aquello que esperamos de ellos: “Tienes que estar sentado mientras estamos comiendo”.
Ofrecezca alternativas de respuesta.
Obviamente las dos alternativas le tienen que conducir a hacer aquello que nosotros deseamos. Creándole la ilusión de escoger, vencemos de manera más fácil su resistencia, ya que el niño cree que elige por si mismo o en todo caso no se le impone una condición directamente
Utilice menos el verbo “ser” y más el verbo “estar”
De esa forma no atacamos su autoestima y le mostramos la conducta correcta En lugar de decir “eres un desordenado”, es mejor decir “tú pupitre está desordenado”). Así, el niño no interpreta esto como si él tuviera una condición que forma parte de su forma de su personalidad. Cuando utilizamos el verbo “estar” nos referimos a estados que son transitorios y por lo tanto modificables.
Evite formular sus órdenes y peticiones en forma negativa.
Cuando utilizamos en exceso la palabra NO, en muchas ocasiones se consigue paradójicamente el efecto contrario, produciendo en los niños, más deseos de hacer lo contrario. Es mejor decir: “camina despacio” en lugar de “no corras”, o bien: “hablar en voz baja” en lugar de “no grites”.
Utilice menos el verbo “quiero”
Sustitúyalo por “es el momento de hacer…”, “es la hora de…” Es el momento de hacer la cama, es la hora de lavarse los dientes… De esta forma el niño percibirá menos que las cosas que debe hacer son fruto de la voluntad de los padres y lo aceptará más como parte de la rutina diaria.
Evite dar largas explicaciones sobre el porqué de las cosas o cuales son las consecuencias de sus acciones.
De igual forma que les demos las instrucciones, deberemos explicar las cosas de forma sencilla para que las entiendan.
Intelect@málaga, en su Escuela de Padres tratamos y trabajamos los problemas de Conductas de nuestros hijos/as. Anímate y participa en nuestra Escuela de Padres.

jueves, 6 de diciembre de 2012

ABIERTO PLAZO DE INSCRIPCIÓN

Comienzan en nuestros Centros del Rincón de la Victoria y en Málaga Capital


PADRES DESORIENTADOS ANTE EL PASOTISMO DE SUS HIJOS ADOLESCENTES

Varios psicólogos nos explican cómo orientarnos ante esta actitud típica de la adolescencia

Padres desorientados ante el pasotismo de sus hijos
Muchos padres se desesperan al ver a su hijo adolescente tirado delante de la televión, horas y horas jugando a la play, semanas sin cambiar de ropa, con el pelo enredado, todos sus enseres desperdigados por doquier, sin pegar chapa, sin ayudar en casa... ¿Cómo orientarse ante este «problema»? El psicólogo, pedagogo y escritor Bernabé Tierno situa esta etapa en la adolescencia. «Los chavales están viviendo un momento en el que el paso a la vida adulta les tiene muy ocupados. Yo les diría a los padres que no se agobien si su hijo no habla tanto como antes y se le ve más apagado. Es completamente normal». Lo que este experto aconseja es tener paciencia, pero sin agobiarle. «Durante un tiempo los padres dejamos de ser importantes para ellos, porque necesitan formar su identidad. Ten paciencia y demuéstrale que tú estarás siempre ahí para ayudarle».
Ahora bien, matiza Tierno, eso no significa que dejarle hacer cualquier cosa o que dé miedo pedirle algo. «Es importante que el proceso educativo continúe y que tu hijo se siga responsabilizando de aquello que tiene que hacer, y aprenda que en la vida tendrá que esforzarse para conseguir lo que quiere. Está bien que le dejéis descansar y que vea la tele, siempre que haya dedicado tiempo a otras actividades. Tampoco permitáis que entre en ese pasotismo del "no me apetece y por lo tanto no hago nada"». Esto significaría, concluye, «educarle en la ley del mínimo esfuerzo».

Los motivos ocultos

Muchos padres se quejan del pasotismo de sus hijos sin darse cuenta de que en muchos casos —prosigue Tierno—, han sido ellos mismos los que han contribuido al fortalecimiento de esta actitud. «No podemos permitir que nuestros hijos sean pasotas y que, al mismo tiempo, nos exijan a nosotros todo aquello que ellos no hacen», advierte. «Tampoco somos los únicos responsables de la dejadez de muchos jóvenes que esperan que se les dé todo hecho. Los valores de la sociedad invitan al consumismo y al placer inmediato, olvidando que debemos responsabilizarnos de nuestras vidas y que, para ello, es esencial el esfuerzo», matiza. En otras ocasiones, determina este psicólogo, un comportamiento pasota oculta una sintomatología depresiva. «No es fácil detectar la depresión en niños y adolescentes, porque no pueden verbalizar exáctamente qué es lo que les pasa. Si tu hijo se encuentra desganado y es difícil motivarle para que se mueva, lo más aconsejable es que consultes personalmente con un profesional para llegar a las causas del problema y encontrar una solución eficaz».
Para la psicóloga Marina Martín-Artajo, una buena forma es mirarlo desde varios ángulos.«Unas veces el pasotismo nos va a pedir intervención y exigencia y otras, sosiego, cariño y cuidados». Como esta especialista explica, el pasotismo se puede confundir, o es hermano de la anergia (nivel basal de energía bajo biológicamente), de la abulia (falta total de motivación, desinterés, infra-exigencia, funcionamiento desde el principio del placer únicamente), de un estado de ánimo deprimido (desilusión, desesperanza), de fatiga fisiológica (sobre-esfuerzos físicos y mentales: salidas nocturnas, empolladas ante los exámenes, sesiones interminables de gimnasio y compras) o puede ser una forma de agresión silenciosa e insidiosa, una forma de rebeldía encubierta por falta de otros recursos para canalizarla de forma más constructiva. ¿Como podemos ayudar? «Pues integrando el palo (exigiéndoles y retirando privilegios) y la zanahoria (empujándolos o motivándolos), premiando y poniendo límites al 50% para equilibrar mejor la educación», asegura esta especialista.
Artículo Extraido del periódico ABC 5.12.12

martes, 4 de diciembre de 2012

¿NECESITA MI HIJO/A IR AL LOGOPEDA?



Son muchas las causas o alteraciones que pueden dificultar un desarrollo correcto del lenguaje y el habla.

Aunque el ritmo evolutivo de cada niño es diferente, no debemos olvidar que, cuando más temprano tratemos las alteraciones o dificultades en los niños, más fácil será obtener unos resultados óptimos.

Así pues, ¿qué aspectos se deben tener en cuenta para saber si un niño/a tiene algún tipo de dificultad?

Una de las dificultades más frecuentes que tratamos los logopedas son las dislalias o bien dificultades en la pronunciación de uno o más sonidos, resulta las dislalias más frecuentes las propias de la / r / especialmente múltiple como / carro / o / terraza /, que a menudo se convierten en / cago / o / tegaza /. Otro error común es en la / s / o en el sonido muchas veces puede ser sustituir por el sonido / z / o por / sh /. Para saber cuándo es necesario un tratamiento logopédico de la producción de un sonido, hay que saber cuáles son las edades de aparición de los diferentes fonemas de la lengua catalana y castellana:


Cuando este sonido no se produce a la edad esperada es cuando resulta necesaria la intervención por parte del logopeda.
Las causas de las dislalias son variadas, pueden ser debidas a problemas de discriminación auditiva o bien a dificultades de tipo orofacial (falta de tono muscular en la lengua, postura de reposo de la lengua inadecuada, respiración superficial, ...).
El tratamiento precoz de las dislalias es una de las mayores garantías de su corrección.
RETRASO DEL LENGUAJE:
Los niños que presentan un Retraso Específico del lenguaje, son aquellos que inician el habla hacia los 2 ½ - 3 años, es decir, un año y medio más tarde de lo que sería esperado. Lo que significa que inician la escolaridad con un perfil bajo o mínimo en todos los niveles del lenguaje.

SÍNTOMAS que nos indican la necesidad de una intervención logopédica:     
Aparición de las primeras palabras hacia los 2 años mientras que el esperado sería hacia los 18 meses.    
Inicia tarde la frase subordinada y, a los 3 años dice "agua" cuando debería decir, "quiero agua".    
No hace uso del pronombre "Yo" hasta los 4 años.    
Hasta los 5 años no hace uso de frases complejas ni conjuga bien los verbos.    
Dificultades de comprensión y aprendizaje.    
Aparición de los fonemas de forma tardía.


TRASTORNO DEL LENGUAJE    
Las primeras palabras aparecen hacia los 2 ½ -3 años, la evolución lingüística es lenta, llegando a ser superior a 6 meses el tiempo que pasa hasta que se alcanza la combinación de 2 palabras y, después de 3.    

SÍNTOMAS que nos indican la necesidad de una intervención logopédica:     
Dificultades en el desarrollo del lenguaje tanto a nivel fonológico, semántico o morfosintáctico.
Dificultades de comprensión.    
Dificultades en los aprendizajes escolares.    
Dificultades de expresión.     
A partir de los 4 años, debemos estar muy atentos a que el niño / a presente dificultades en el desarrollo del lenguaje, ya que, estas se pueden ir consolidando hasta que a los 6 años el retraso se ha transformado en trastorno.

Otras alteraciones relevantes del lenguaje y de la región orofacial pueden ser la Tartamudez, la Deglución atípica, Maloclusiones


ALTERACIONES PROPIAS DEL LENGUAJE ESCRITO
Los logopedas como terapeutas del lenguaje también trabajamos y potenciamos el desarrollo máximo del lenguaje escrito, es decir, la lectura y la escritura. En este sentido destaca el tratamiento de alteraciones del lenguaje escrito como:    
Dislexia (incapacidad o dificultad manifiesta para la lectura)    
Disgrafía (dificultad manifiesta para realizar los trazos propios de la escritura)    
Disortografía (dificultad manifiesta para la escritura ortográficamente correcto)