martes, 8 de enero de 2013

DEBERES SÍ.... O DEBERES NO.


El otro día escuché en las noticias que algunos colegios se estaban planteando dejar de mandar deberes a los niños matriculados en primaria. Por supuesto, tras la publicación de dicha noticia no faltaron las diversas opiniones de maestros, padres, pedagogos, psicólogos…El debate está abierto y hay opiniones para todos los gustos y colores.

ninos-y-deberesLa verdad es que son numerosos los padres que acuden a consulta y me plantean que sus hijos tienen muchos deberes, o que a sus hijos les cuesta muchísimo ponerse a hacerlos y se tienen que quedar con ellos hasta que acaban, convirtiéndose así las tareas de los niños también en la de los padres. Por otro lado, si preguntas a cualquier niño qué es lo peor de su mundo o lo que menos le agrada, en el 90% de los casos te contestará que los deberes.

Con toda esta polémica, me preguntaba qué diría el diccionario de la Real Academia Española sobre lo que significan las palabras “deberes” y “tareas”. Pues bien, la palabra “deber” hacer referencia al “ejercicio que, como complemento de lo aprendido en clase, se encarga, para hacerlo fuera de ella, al alumno de los primeros grados de enseñanza”, y por el término “tarea”, se entiende por regla general “trabajo que debe hacerse en un tiempo limitado”.

Es verdad que los deberes tienen el objetivo de afianzar aquello que se ha expuesto en clase, además de contribuir a la adquisición y mantenimiento de rutinas, que en un momento posterior servirán al niño para poder hacerse cargo de un mayor material de estudio. Es decir, los deberes o tareas bien aplicados y administrados, no sólo contribuyen a crear un buen hábito de estudio, sino que también fomentan la autonomía, la responsabilidad y la asunción de las consecuencias de nuestros actos.

El dilema surge cuando observo en la consulta que niños de ocho o nueve años se pasan una media de dos horas diarias, incluso tres, haciendo deberes. Obviamente, muchos de ellos acaban cansándose, sus padres desesperándose y haciendo los deberes con ellos y por ellos. En estos caso me pregunto ¿qué utilidad tiene que un niño pase después de seis horas de clase, tres más haciendo deberes? ¿qué sentido tiene que un padre haga los deberes por su hijo? ¿no sería mejor que en vez de pasarse esas dos horas pegadas a su hijo para que no cometa errores, lo dejara equivocarse? ¿no es ese uno de los grandes aprendizajes de la vida, saber que podemos equivocarnos y aprender de ello? ¿no sería mejor que los padres sacaran ese tiempo para divertirse con sus hijos? ¿cómo nos sentiríamos nosotros, los adultos, si después de ocho horas de jornada laboral nos obligaran a seguir trabajando en casa?
Y por último ¿no se puede fomentar la autonomía, las rutinas y los hábitos, la capacidad de superación y de aprender de nuestros errores, la responsabilidad y la capacidad de asumir consecuencias de otra manera?

Desde Intelect@ os planteamos estos interrogantes para que cada uno reflexione, ya que partimos de la idea (en este área) de que no existe ningún libro donde ponga lo que esta bien y lo que esta mal, lo importante es que tenga un sentido, que sea coherente con nuestros valores como padres, maestros, pedagogos…o cualquier otra persona que acompañe al niño en su crecimiento.

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