miércoles, 22 de mayo de 2013

EL SUEÑO DE LOS NIÑOS: PESADILLAS Y TERRORES NOCTURNOS



La conducta de conciliar el sueño varía según cada niño al igual que los hábitos de sueño. Los patrones son variables: hay niños muy dormilones y otros que duermen poco, unos que se muestran inquietos cuando duermen y otros tranquilos.
El sueño se compone de dos fases: La fase MOR (de movimientos oculares rápidos), la más corta donde el cerebro está activo, y la fase NMOR (sueño profundo), la más larga y tranquila. Cada vez que se pasa de una fase a otra se completa un ciclo de sueño. Al pasar de un ciclo a otro tiene lugar un breve despertar durante la noche. Habitualmente no somos conscientes de esos despertares y, rápidamente, volvemos a quedarnos dormidos.
Hablar de sueño infantil hace referencia al período diurno o nocturno durante el cual los niños descansan, asimilan y organizan lo visto y aprendido, maduran física y psíquicamente. El sueño tiene una función reguladora y reparadora para el organismo.
En ocasiones, los niños no son capaces de conciliar el sueño. En el caso de los bebés, una de las posibles causas es que están preparados para despertarse porque es necesario para ellos. A diferencia de los adultos, en los bebés, las fases de sueño son predominantemente ligeras ya que necesitan despertarse para comer, para alertar de que tienen frío o calor, de que necesitan que les cambien, etc. Otra posible causa es la falta de una rutina para ir a dormir, un hábito que vaya tranquilizando al niño para iniciar la conducta del sueño.

Establecer un horario regular para ir a dormir y despertarse todos los días creando una rutina desde que el niño es pequeño: baño, cena y dormir. Es necesario acostumbrar a los niños a dormir en su cama, solos y siempre a la misma hora.
  • Intentar que haga siesta todos los días, sobre todo, hasta los 3 años.
  • Ajustar el reloj biológico del niño para que esté cansado cuando llegue la hora de acostarse.
  • Crear un entorno adecuado para dormir: una temperatura adecuada, una habitación acogedora, etc.
  • Alimentar correctamente para mejorar el sueño. Una carencia vitamínica por comidas poco sanas puede afectar al sueño del niño.
  • Fomentar la práctica del ejercicio físico cada día a lo largo del día. Poca actividad física hace que los niños no duerman bien.
  • Intentar relajarle antes de irse a dormir contándole un breve cuento para que se centre en la historia que está escuchando.
  • Evitar que se duerma frente a la televisión o mantenerle despierto hasta que tenga sueño.
  • Si el niño lo demanda, dejar una luz encendida, la puerta entreabierta, o un vaso de agua al lado de la cama.
  • No acudir cada vez que el niño llama sin necesidad, intentando ir sólo si existe una razón real como una pesadilla, etc.

Principales problemas relacionados con el sueño infantil

La mayoría de los padres, en algún momento determinado, han sufrido (o sufren) algún tipo de alteración en el sueño de sus hijos. En casi todos los casos estos problemas se deben a una falta de hábitos o por aplicar dichos hábitos de una forma inconstante.
En esta ocasión nos vamos a centrar en las pesadillas y los terrores nocturnos, muy frecuentes en la edad infantil.

Diferencias entre pesadilla y terror nocturno


PESADILLAS<-->TERRORES NOCTURNOS
Últimas horas de la noche<-->Primeras horas de la noche
Recuerda el sueño de forma detallada<-->No es capaz de recordar el sueño
Se mueve ligeramente y sin sudoración<-->Movimiento de brazos y piernas, sudoración, etc
Está orientado<-->Está confuso
Reconoce a las personas<-->No reconoce a las personas que acuden a calmarlo
Permanece despierto cuando los padres llegan<-->El niño sigue dormido cuando llegan a calmarlo

 

Orientaciones para que disminuyan las pesadillas


  • Debemos acudir al dormitorio de nuestro hijo, escucharle pero sin entrar en detalles acerca del contenido del sueño.
  • No abrumarlo con demasiadas explicaciones de entrada (por ejemplo intentar demostrarle que los monstruos sólo existen en su imaginación).
  • Utilice una voz suave y trate de no mostrarse excesivamente preocupado o ansioso por lo que ha sucedido.
  • Déle instrucciones en el sentido de que ha tenido una pesadilla mientras dormía y que ya ha pasado todo.
  • Podemos dejarle encendida alguna luz.

  • Debemos interesarnos por las preocupaciones de nuestro hijo.

  • Evitar que se altere antes de dormir (no ver películas o cuentos de terror antes de dormir).

Orientaciones para reducir los terrores nocturnos

Los terrores nocturnos normalmente desaparecen con el tiempo.
Debemos adoptar una actitud tranquila y de conocimiento del trastorno. Durante los episodios simplemente tenemos que vigilar que el niño no se caiga de la cama o sufra cualquier daño físico derivado de su incorporación de la cama y su estado (recordemos que el niño no está despierto).
  • No hablarle ni intentar despertarle.

  • Como mucho calmarle acariciándolo, sin hablar.

  • Hay que esperar a que el episodio siga su curso natural pero bajo nuestra vigilancia.

de Colegios Ramón y Cajal

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viernes, 3 de mayo de 2013

NIÑOS TÍMIDOS


Se trata de pequeños que se relacionan muy poco, tienden a evitar el contacto social y presentan ansiedad y temor ante los demás. El fenómeno de la timidez infantil ha sido objeto de muy pocos estudios, ya que como estos niños no dan problemas, no se les presta atención. Se piensa que la timidez es normal, que ya se pasará al crecer. Además, son conductas que tienden a reforzarse (“mira qué niña tan buena y callada es, deberías ser como ella”). Pero las últimas investigaciones informan que: 

1. las relaciones sociales entre semejantes son muy importantes para los niños
2. la timidez se considera un problema interiorizado y constituye un problema de falta de habilidad social
3. timidez y retraimiento social son síntomas de varios trastornos psicológicos
4. la timidez y el retraimiento social en la infancia tienen consecuencias negativas para el adulto.

Se recomienda diferenciar entre el comportamiento del niño y las respuestas de los otros a dichos comportamientos, ya que no todos los niños solitarios lo son por timidez. Puede deberse a algún tipo de rechazo o ignorancia por parte de los demás. Para acotar el término “timidez”, se presentan principales manifestaciones:

- déficit o carencia de conductas de interacción con compañeros y adultos
- conductas de ansiedad, miedo, temor, preocupaciones y pensamientos negativos ante situaciones interpersonales habituales y situaciones que impliquen evaluación (preguntar, opinar, etc.).
- problemas relativos al autoconcepto y a la afectividad. Se desconoce el origen de la timidez, pero sí se saben diversos factores que influyen en su mantenimiento y consolidación: 

a) déficit de habilidades sociales. 
b) reforzamiento positivo. 
c) reforzamiento negativo. 
d) ignorancia o castigo de las conductas inadecuadas de interacción.
e) exceso de protección.

Es muy importante detectar estos problemas a tiempo en los niños. Los principales métodos para obtener información y determinar si un niño presenta problemas de timidez graves, son:

- Información y evaluación por semejantes: nominación, puntuación, “adivina quién”.
- Información y evaluación por adultos: Cuestionario de Habilidades de Interacción Social. Los profesores son agentes sociales muy importantes en el entorno de los niños. 
- Observación directa. 
- Autoinformación: entrevista al niño, autoinformes, autoobservación y autoregistro.

Ante estos casos, nosotros planteamos un programa para intervenir la conducta de retraimiento social, mediante un tratamiento multicomponente a modo de guía estructurada que incluye técnicas, contenidos y estrategias que la investigación destaca como más eficaces. Sus objetivos son: aumentar las conductas de interacción con otras personas, tanto semejantes como adultos, disminuir las conductas de aislamiento, apatía e inactividad, disminuir la ansiedad social y mejorar la autoestima. Se puede trabajar de forma individual y en grupos reducidos o grandes, aunque si la timidez es extrema se debe hacer uso del formato individual.

Algunos de los procedimientos del programa son: instrucción verbal, diálogo y discusión; modelado; dramatización; retroalimentación y reforzamiento; tareas para casa. Este programa se debe siempre ajustar a cada caso concreto, definiendo objetivos propios, escogiendo las técnicas más adecuadas, evaluar la actitud del niño antes de iniciar el programa etc. Por último se aportan recomendaciones generales para todas aquellas personas que estén habitualmente en contacto con niños tímidos.

Para más información no duden en ponerse en contacto con nosotros.